Hacía mucho tiempo que no soñaba tanto y tan intenso como por estos días. Lo curioso es que (entre recitales de Roger Waters, espectáculos de magia, casinos berretas, visitas españolas, viajes en tren, bolsas de propinas croatas, hoteles sin nombre) todos los sueños giran entorno a la misma idea. Debo tener la mira demasiado clavada en el mismo blanco. Y aún más curioso es que hacía 11 años que no despertaba con esta sensación, este saber qué pasa tan extraño. Esa influencia que hasta los 13 me comió crudo, ese estado en el que los sueños son novelas continuas. Noche tras noche. Semana tras semana. Y resta preguntar cuál es el límite.

Ser feliz debe estar buenísimo.

¿Cuándo fue que todo empezó a salir mal? ¿Fue con Camila? ¿Fue Anna? ¿Fue Lula? ¿Fue Lui? ¿Fue Cande? ¿Fue Sue? ¿Fue Nadia?
Supongo que las malas decisiones, como los gremlins, se reproducen con el agua.

Vi. Vi. Vi. Vi. Vi. He visto. Ve.

Que no todo está perdido.

Porque estoy convencido de que los mismos caminos no siempre llevan al mismo lugar. Y porque creo que vale la pena volver a intentarlo. Por eso.

yo: en los últimos dos años viajé a veintipico de países, conocí miles de personas, cogí y mucho, me pasaron demasiadas cosas y aprendí y cambié mi forma de pensar en muchas cuestiones. Me pasó de todo. pero sigo pensando que ella es la persona con la que tengo que estar, y estoy tan convencido de eso hoy como hace dos años
juli: No se qué decirte. Me dan ganas de pegarte.

Damit du wieder.

Me planteé analizar y establecer 100 razones objetivas y racionales por las que me pasa lo que me pasa. Pensé que iba a demorar días, semanas. En 15 minutos escribí 90.

Que cuando estás triste, decepcionado y puteás a lo que tengas a mano haya alguien para decirte cuanto te quiere y banca, garpa. Recontra garpa.

Lo bueno es que si esta vez todo vuelve a salir mal, hace rato que quiero conocer China. O Armenia. O Asia central. Bulgaria. Rumania. Irán. Georgia. Vietnam. Mirá, tengo tantos lugares que todo puede salir mal unas cuantas veces. Eso es lo bueno: siempre hay formas de pegar volantazos y terminar en cualquier lado. Otra vez.

El sábado 24 de septiembre de 2011 escribí esto:

Si un día, alguna de estas sale bien me acordaré de mandarte al carajo. Eso.

Hoy que es ese día no quiero mandarte al carajo. Y no lo voy a hacer.

Más bien todo lo contrario.

No sólo tenía una banda, sino que su banda era bastante buena. Sorprendentemente buena. Y compraba discos, y tomaba soda, y tenía un balcón. Cuando sonreía entrecerraba los ojos. Y me hacía más feliz que nadie.