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En una época creía que era un buen cuentista,
después me dijeron que era mejor poeta que cuentista,
más tarde me gustó el rotulo de artista,
luego creí que podría ser un novelista decente,
me soñé escritor reflexivo y hasta algo de filosofo,
me encontré a mí mismo parado contra al mundo en el rol de periodista,
me vi enfrentando un micrófono y también parlantes.

Y HOY?

Tengo pocas ideas para cuentos, hay demasiados tics de poemas viejos que no me puedo quitar de encima, no creo en la palabra artista, mi novela está temporalmente suspendida por falta de acciones relevantes, mi filosofía desapareció hace rato (unos dos años, probablemente), el rol de periodista no me sienta cómodo (y aparentemente a los que deben leerme tampoco), el microfono no está y los parlantes poco me interesan.

"Ignacio: Debo decirte que no me gustó tu trabajo"


¿es una bifurcación, una vuelta de tuerca o qué?