Friday, August 5, 2011

Definitivamente esto no funciona.

Wednesday, August 3, 2011

Ella lo mira y él la mira y ella sonríe y él sonríe. Y a mí se me cae el universo encima.

Metáfora berreta

Había una vez un castillo en construcción, uno de esos castillos enormes con pinta de catedral, con balcones que son jardines colgantes y jardines que son como bosques, con torres y torrecillas de cristal, con vitreaux del tamaño de elefantes, con colores y música y aire y afecto. El dueño vivía en las habitaciones terminadas y lo construía con sus propias manos, lenta y tenazmente pese a que ya llevaba demasiado tiempo y esfuerzo invertido en el proyecto. Pero un día (porque siempre hay un pero en todos los cuentos) un terremoto destruyó el castillo enorme con pinta de catedral, dejó caer los balcones que eran como jardines colgantes, arrasó los jardines que eran como bosques, demolió las torres y torrecillas de cristal, partió en muchas partes los vitreaux del temaño de elefantes, destiñó los colores, apagó la música, ahogó el aire y desterró el afecto.
El dueño y constructor del que podría haber sido un impresionante castillo quedó tan devastado como el edificio. Ya sin hogar, permaneció algunos días lamentándose (pues no sabía qué otra cosa hacer) bajo un árbol cercano a las ruinas, y allí estuvo hasta que el frío del crudo invierno lo obligó a pensar alternativas. No tenía fuerza ni tiempo ni dinero como para comenzar a construirse un castillo nuevo, ni siquiera para construirse una casa. La nieve le imposibilitaba alejarse de las ruinas, aunque tal vez fuera una excusa para no abandonar el lugar que tanto había querido.
Con piedras que fueran parte del castillo se construyó una choza pequeña, muy, y oscura y fría y sucia que no se parecía en nada a la vivienda anterior, pero que estaba construida sobre las ruinas porque no quiso, no supo, no pudo o no entendió cómo alejarse. O quizás sí entendió que no debía hacerlo. Pero la memoria del castillo caído que no podría reconstruir, que no volvería a ser y jamás vería concluido ahora dormiría bajo sus pies y ya no encontraría forma de abandonar el terreno...
El final me lo cuento en noviembre.

Tuesday, August 2, 2011

La vida no es a todo o nada. Debería tatuarme eso.