Una vez leí que aquello que se quiera soltar debe decirse delante de un río, y la corriente tarde o temprano se lo llevará todo. Lo intenté en el Spree, en el Kemijoki, en el Neris, en el Daugava, en el Moskva, en el Danubio, en el Osumi, en el de la Plata. Será que no hay agua que lleve lo que me niego a soltar.

Ciudades para vivir

Si pienso ciudades en las que podría vivir, si hago una lista, primero pondría reglas:
Ciudades que conozca, ciudades en las que haya estado el tiempo suficiente como para crearme una rutina, ciudades que haya recorrido más lejos y profundo que un turista, ciudades en las que haya usado mucho el transporte público.

Pienso en:

Madrid.
San Francisco.
Helsinki.
Denver.
Boston.
Belgrado.
Budapest.
Berlin.

Hasta dónde puedo acercarme a mí sin empezar a ser yo.

¿Viste esa gente que es tan pero tan hermosa que te hace doler los ojos? Bueno, eso.

Nunca me voy a olvidar de.

Ese rincón de Plaza Francia.
Ese bar de Riga.
Esa ruta en Rovaniemi.
Esa cama en Tirana.
Esa esquina de Padua.
Ese viaje en Premetro.

2014

Aquel verano europeo-asiático. Aunque fuera vieja. Se ve que volvió, en forma de fichas.

Cuando mis enemigos sabían quién era y dónde estaba. Y no tardarían en encontrarme. Cuando mis días fueron paranoias y miedo.

Porque una vez se me ocurrió que siempre serías lo que siempre quise.

Esto sí es verano boreal. Sin dudas. Pienso en Jerusa. Pero también en Tirana.Esto sí es verano boreal. Sin dudas. Pienso en Jerusa. Pero también en Tirana.

Esto sí es verano boreal. Sin dudas. Pienso en Jerusa. Pero también en Tirana.

Me hace acordar tanto a Berat y Albania que me da asco. Pero eso no es malo.

Tan pegajoso como piel en el verano israelí.

Me encontró en Albania.

Quién hubiera dicho que Francia y Albania estaban conectados de alguna forma.

La tarde de lluvia, porque no podía ser de otra forma, en la que todo terminó. O le dimos pausa. E hicimos una promesa. O más de una.

En el infierno suena esto. Odio.

Elegí una. Horas en la terminal de Berat. Donde todo falló.

Haifa.

Demasiado.

El final de muchas cosas, el principio de otras.

Si esto no es verano el verano dónde está. Odio el verano. A menos que me encuentre lejos.

Los finales no siempre son felices, pero siempre son difíciles. Volví de Finlandia.

Era la cocina de un yanqui. Yo dormía en el piso. Todo fue tan así.

No sé.

Desde Lollapalooza a ella, que le gusta.

Todo es tan todo.

Quizás fue el miedo, el saberse atrapado y la angustia y la impotencia. Pero lloré.

Gjirokaster.

Por qué?

Será un cliché fácil, pero para mí Israel sonó bastante a esto.

El final de un camino te obliga a mirar atrás. Creo.

Y si hablamos de finales, de cierres, qué duda cabe.

Una piradita.

Tiene casi todo lo bueno que algo puede tener.

Esa noche murió mi perra.

Esta no sé de dónde salió.

Así es.

En algún punto del desierto de Negev.

Eso de scream at me until my ears bleed. I'm taking heed just for you es tan triste como cierto. Así fue también mi vida por entonces.

Hablando de finales, de despedidas, de escapes.

Esa noche fui a algún lado.

Infaltable.

Es curioso cómo tiene tanto más que ver con Albania que con Tolkien. Para mí, al menos. 

Y que algún día no me olvides.

Hay un momento en el que nada tiene sentido.

Como este.

Sí, un poco monotemático.

Sí sí, ya sé.

Claro.

Todo del mismo lugar.

Quién dijo que todo está perdido.

Todo tiene que ver.

Eso de que vine hasta aquí a enmendar mis errores y cuéntamelo todo de la manera menos sutil. Ese fue el principio del final.

Y si todo sale mal.

Conocés esta canción? me preguntó. Y no, no la conocía. Me pidió que la escuchara. Estábamos en un micro no muy lejos de Tirana.

Me dijo que le gustaba mucho. Le dije que era un cover. No lo sabía.

El otro día me puse a pensar que ex novia y novia se llevan casi ¡13! años.

 "I am large, I contain multitudes."

25

El año en que perdí todo, y tuve que empezar de cero.
El año en que robaron en mi casa y perdí todos los objetos y recuerdos que apreciaba, muchos irrecuperables, incluyendo fotos de viajes.
Murió Wanda, y cada día la extraño.
Volví a terapia aunque brevemente.
Cerré una puerta que nunca quise cerrar, pero no quedó otra.
Saqué registro pero no aprendí a manejar.
Me corté dos veces el pelo.
Viajé a Israel.
Conocí familia.
Viajé a Palestina.
Finalmente pisé Petra, por fin Petra.
Crucé a pata la frontera jordana.
Atravesé el desierto de Negev y Wadi Rum.
Volví a Estambúl, aunque sólo por unas horas.
Volví a Albania.
Odié gente, mucha gente y viví cosas horrendas que no voy a olvidar ni perdonar.
Viví dos meses en Albania.
Dormí en lugares extraños, robé, me echaron, me amenazaron, me sacaron mi pasaporte.
Viví algunas de las situaciones más disparatadas de mi vida, como el caballo que me intentó morder o las gallinas a punto de morir en un balde.
Fui guía de turismo, y me fue muy bien. Y me gustó.
Fui semi esclavizado.
Planeé un par de venganzas. O más.
Fracasé como nunca había fracasado.
Volví y me asenté con la certeza de la oportunidad perdida, el tiempo perdido. Y nunca más.
Planeé una vida de ahora en más, difícil, pero es un plan y parece bueno y optimista.
Fue el año en el que perdí todo. Y tuve que empezar de cero.

Ciudades a las que me gustaría volver

- Nueva York: siempre genial, siempre interminable, siempre inabarcable, siempre enorme y plural.

- Moscú: mi ciudad preferida. Tan polifacética, tan polifónica, tan extraña y familiar. La capital del universo debería estar por acá cerca.

- Berlín: ciudad joven, multicultural, histórica, nueva y vieja. El espejo de la nueva Alemania. Genial y hermosa.

- Belgrado: capital yugoslava. Religión, comunismo, guerra, comida, cerveza, fiesta. La perfección hecha ciudad.

- Praga: le debo una segunda oportunidad.

- Sarajevo: quiero verla sin lluvia.

- San Francisco: es hermosa y cómoda, tiene bares y playa y librerías y montañas y barrios y culturas e idiomas.

- Estocolmo: una ciudad tan bella no puede existir en este planeta.

- Madrid: siempre una segunda casa. Volvería una y mil veces.

- Estambul: tengo que volver, ya no como el turista de hagia sophia y taksim, sino a explorar los barrios.

- Rovaniemi: porque me lo prometí.

Y que algún día no me olvides.