hay un lugar común en el que casi todo artista suele caer tarde o temprano (no digo que sea artista, pero supongo que me gusta pensarlo): los sueños. la literatura está llena de frases similares a "soñé que soñaba". supongo que es inevitable.
Este es el principio de un cuento mío que se llama "Cruces" que escribí a los 16 años y también habla un poquito de los sueños.
"A ver, déjeme hacer memoria…creo que hace siete años…si, hace siete años que trabajaba acá. No es un muy bonito lugar para estar, y menos para trabajar. Pero uno se acostumbra a todo ¿vio? O a casi todo. Nunca me acostumbre del todo a mi sueño, siempre encontraba algo nuevo en él, algún detalle mágico que me mantenía intrigado durante varias semanas. Al principio resultaba hermoso escaparse de la realidad, al menos por unas horas, resultaba fantástico disfrutar el placer que la realidad nos negaba. Pero luego comencé a preocuparme.
No hacía mucho tiempo que tenía el mismo sueño. O quizás sí. No sé si mucho tiempo, sólo el suficiente. A decir verdad hacía demasiado tiempo que tenía el mismo sueño.
Mis incursiones en aquel mundo se hacían más y más frecuentes. Por momentos se me ocurría la loca idea de que yo estaba maldecido por algún demonio. Al menos eso hubiera creído a los ocho o nueve años cuando iba a aquella escuela en la que aprendíamos a amar a Jesús y a creer en los santos. Pero el tiempo (y mi madurez) me había enseñado que no todo es como nos enseña la Biblia. Lo que sí es completamente cierto es que Jesús, hijo del Señor, es nuestro Salvador. Esas cosas no se olvidan. Ni se discuten."
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